domingo, 26 de julio de 2009

Miedos, valentía y prejuicios

Hoy tengo ganas de hablar sobre los prejuicios, los miedos y las ganas de enfrentarlos.
Vivimos en una sociedad en la que los prejuicios mandan, que si es rubia, alta, flaca, gorda, petisa, linda o fea según los cánones de belleza, morocha, o lo que fuera… Lo mismo rige para los hombres.

También hay prejuicios que no existen en el común de una sociedad, pero si en determinados grupos, y esos complican más las cosas, que podrían ser fáciles y naturales.
En base a estos prejuicios se generan miedos, miedos que son difíciles de enfrentar, pero como decía el general, la única verdad es la realidad… Hay que enfrentar los miedos, siempre, aunque muchos veces parezcan invencibles, una chica, muy linda por cierto, me dijo que “el fracaso no es opción” hay veces donde hay que replantearse que quiere decir fracaso, para mi es un fracaso no es querer dejar de fumar y no poder, porque se que lo intente, hice todo lo que esta a mi alcance, ahora, si yo no quiero fumar y no intento dejar de fumar, soy un fracasado. En concepto de esto, hay que hablar sobre los miedos, los miedos son lo que hacen a los valientes, los que no tienen miedo, son inconscientes, valientes son los que los enfrentan. Siempre vale la pena intentar vencer un miedo, por más que los prejuicios te giren por la cabeza, te duelan, siempre, como decía la canción, el amor es más fuerte y pasión aun más, creo yo…

Si a mi me gusta una mujer, por más que no responda a “mi tipo de gente con la que debo relacionarme” debo enfrentar ese prejuicio social y estar con ella, eso intento día a día, sobre todo, cuando se que puedo cooperar con la felicidad de una mujer, una de las metas en mi vida. Es indispensable tener miedos para ser valiente, y los hombres solemos tener el miedo al que dirán, o al rebote, es una cosa constante, pero hay un miedo que supera a todos los relacionados con el tema de relaciones entre hombres y mujeres, inclusive a la impotencia, que quien dice que no tiene miedo que llegue ese día, aunque en la juventud parezca lejano y hasta casi una utopía, miente. La amistad, si señores, todos los hombres le tememos a ser amigos de las mujeres que nos gustan, porque de eso no se vuelve, es muy difícil que una vez que empezó una amistad pase algo que la interrumpa para poder disfrutar como personas libres, y los hombres que disfrutamos mucho de ver las sonrisas femeninas, los ojos mirándonos fijo y la felicidad de estos increíbles seres, mucho más…

Obviamente tengo amigas mujeres, pero no son mayoría las que encaré y me salió mal, y termine siendo amigo, pero me sucedió, y no quiero que vuelva a sucederme, por miedo y prejuicio perdí muchas mujeres a lo largo de mi vida, por miedos y prejuicios propios y en algunos casos de las mujeres, nunca, dije nunca, voy a aceptar que esto sea de un tercero… Ver pasar una mujer que sabes que podes hacer feliz y termine en otros brazos solo por prejuicio de un tercero, me da pánico, y que después termine siendo simplemente una amiga con la que no solo no pase nada más, sino me cuente con quien sale, me da terror, enfrentar el horror es un riesgo que hay que correr.

Es increíble, poco común y hasta diría que discontinuado, pero cuando me doy cuenta que puedo hacer feliz a una mujer, puedo enloquecer, sobre todo si ella se niega por cosas que le dijeron los de afuera, que son de palo, como decía mi abuela.

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