domingo, 23 de mayo de 2010

La lluvia volvió difusos los límites del campo de juego.

Hoy es una noche lluviosa y sinceramente, no tengo demasiadas ganas de salir. El blog está a escasas horas de cumplir su primer año de vida y empiezo a hacer un balance de que cambio y de como estoy hoy.

Mi vida viró sinceramente por varios horizontes distintos, ya no estoy parado donde lo estaba en aquel momento, me siento aún mucho más sólido que en aquel momento, más fuerte e incluso podría decirse, desde mi soledad en algún momento, mejor acompañado.

Podría contarles varias historias, varios ejemplos, pero decidí quedarme con uno que claramente domina mi cerebro:

Siempre me jacte de saber cual era el limite, de identificar hasta donde se podía legar, pero en este juego de ir y venir, de ver hasta donde puedo correr, me di cuenta que la lluvia hizo que perdiera la claridad que tenia para ver la línea que delimitaba de que lado estaba dentro del campo de juego, involucrado en el partido, y de que lado era un mero espectador, o peor aún, estaba fuera del encuentro, pero este me requería adentro.

Siento pasión por la camiseta que tengo puesta, sin dudas, nadie puede expresar lo contrario, es simplemente que a veces dudo de saber como jugar ese tipo de partidos, tengo la vacilación, vengo en franco ascenso en este torneo en el que estoy inscripto, que cuando parece que su fin es próximo, me doy cuenta que está recién empezando. Claramente mi forma platear los encuentros es cada vez mejor, y eso va llevando a victorias, triunfos que son conjuntos, y me hacen pensar que luego de un largo tiempo, no hay confrontación, al fin, con mi rival y que simplemente vamos a divertirnos.

Estoy muy contento por eso, poder entretenerme con aquellos con los que hice parte de las inferiores y me junté a jugar a la pelota en la plaza tantas veces, que hoy jueguen a mi lado, propongan risas, lujos conmigo, hagamos el desgaste físico juntos, pero nos veamos involucrados en un aplauso cerrado cuando nos retiramos de la cancha, exhaustos, ya hasta diría cansados de pasarla bien.

Mi problema empieza con los limites, ya no jugamos a la pelota en la plaza del barrio, ya no somos niños, ya crecimos, y tenemos que tomarnos con seriedad todo lo que nos involucre, el campo de juego ya no esta delimitado por líneas imaginarias y abstractas, sino que son muy claras, y si no lo son, no debería jugarse el encuentro, aunque me pregunto, ¿No debería jugarse el encuentro? ¿No es función del compañero que si tiene claro hasta donde se puede llegar, marcarlo?

Me encanta reírme con aquellos que me entiendo, se que con este equipo que arme podemos ganar en cualquier cancha, tenemos la posibilidad de golear, sabemos llenarle los ojos de fútbol a cualquier hincha. Pero sinceramente, lo que no tengo claro, es si mi ambición, la lluvia, los límites difusos, pueden traer algún problema. Si funcionamos como equipo dentro y fuera de la cancha, si jugamos bien en los entrenamientos, amistosos y partidos oficiales, ¿Está mal que me de miedo intentar jugar bien fuera de la cancha?

La decisión por el momento es haberme percatado de que mi nivel de juego, que se coronó con una gran victoria con goleada, aunque no haya alcanzado su techo aún, es excelente, y no voy a arriesgarlo por un partido en un día de lluvia en el que me pueda lesionar, espero poder seguir jugando en este nivel y así, poder darle una alegría a esta hinchada tan sufrida, que cuando vio rearmar este equipo, soñó con gritar nuevamente campeón.

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